Japón es un país isleño que impuso solo sufrimientos al pueblo coreano durante largo tiempo.
Referente a sus megacrímenes cometidos en Corea, Jo Hui Sung, candidato a Académico, Profesor de Mérito, Doctor e investigador del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Sociales, reveló:
¨Japón extendió las guerras de agresión a nuestro país desde finales del siglo XI, es decir, 1093. En ‘Historia de Coryo’, hay un informe del supervisor de la entonces provincia de Sohae de que el grupo de patrulla capturó en el islote Yonphyong el barco japonés, cargado de arcos, flechas, sables, dagas, cascos de acero, mercurio, perlas, azufre, popru (clarín de Muricidae), etc. Y estaba anotado que probablemente estos se utilizarían para agredir las zonas fronterizas de nuestro país.”
La historia de agresión de Japón a Corea se inició así desde hace mucho tiempo.
Posteriormente, los piratas japoneses agredieron a nuestro país con una banda de cientos o miles de efectivos y cometieron por doquier homicidio, incendio, pillaje y secuestro de personas.
Lo corroboran los datos sobre sus crímenes cometidos en 1380. Según el registro de aquel tiempo, una gran multitud de piratas japoneses agredió a varias zonas de Coryo y mató a muchos de sus pobladores, cuyos cadáveres cubrieron las montañas y llanuras.
Durante la Guerra Patriótica Imjin de finales del siglo XVI, los japoneses invadieron a nuestro país, donde mataron masivamente y secuestraron a los pobladores y saquearon a diestro y siniestro las riquezas.
La orden de cortar la nariz dada por Toyotomi Hideyosi, caudillo de la invasión a Corea, revela claramente la brutalidad y atrocidad de los japoneses.
Según esa orden, los comandantes japoneses ordenaron a cada soldado cortar tres narices de los coreanos y reconocieron el “mérito militar” según el número de narices cortado. Los japiches cometieron abiertamente el secuestro de los coreanos. Un erudito coreano secuestrado por los agresores japoneses narró así: “En el barco pirata japonés ocupaban la mayoría hombres y mujeres coreanos secuestrados y había un montón de cadáveres en la costa del mar. El llanto se graba en el cielo y también la marea llora con nudo en la garganta.”
Entrado en la segunda mitad del siglo XIX, los japoneses revelaron aún más su carácter agresivo y bestial heredado y madurado desde hace mucho tiempo.
Los imperialistas japoneses, descendientes de piratas, introdujeron a sus gángsters en el palacio imperial de la Dinastía Feudal de Joson para matar atrozmente a la emperatriz Myongsong en 1895 y envenenaron al emperador Kojong en 1919. Durante más de 40 años de dominación militar a nuestro país en la primera mitad del siglo XX, secuestraron y raptaron a millones de jóvenes de hombres de mediana edad de Corea, incluyendo 200.000 mujeres, para convertirlos en esclavas sexuales para sus tropas, siervos de trabajo y carnes de cañón de guerra agresiva.
Aun hasta hoy, Japón actúa frenéticamente para perjudicar la dignidad y el interés básico de nuestro Estado.
En vez de pedir perdón y recompensar por sus delitos cometidos históricamente a nuestra nación, Japón actúa con frenesí para lograr cueste lo que cueste su antiguo sueño de “Esfera de coprosperidad de la gran Asia Oriental”. Es por esta razón que este país isleño es el enemigo jurado del pueblo coreano.