En este año, EE.UU. intensifica sin precedentes los alborotos de la “amenaza cibernética” de la RPDC.
Desde los inicios de este año, los órganos gubernamentales federales como la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa, el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento del Tesoro, etc., proponen premios en dinero cuestionando la “amenaza cibernética” uno tras el otro, y por otro lado, hasta las empresas de seguridad cibernética civiles están uniéndose activamente a la campaña anti-RPDC difundiendo datos falsificados sobre nuestra “amenaza cibernética”.
Recientemente, el Departamento de Seguridad Nacional, el Buró Federal de Investigación y el Departamento del Tesoro publicaron una “alerta conjunta” que advierte sobre nuestra “amenaza cibernética” y a continuación, un empleado de la oficina del portavoz del Departamento de Estado soltó disparates absurdos de que nuestro país está suministrando fondos a los proyectos ilegales de armas de exterminio masivo y de misiles balísticos a través de actividades cibernéticas.
Como ya es conocido, la expresión crimen cibernético fue creada por primera vez en EE.UU.
Desde hace mucho tiempo EE.UU. ha perpetrado de manera sistemática los actos de espionaje contra otros países usando su posición hegemónica en el espacio de tecnologías de la industria de información.
EE.UU. es el país que sorprendió al mundo con la perpetración de interceptaciones telefónicas no solo sobre los países enemigos sino también, sobre los líderes de sus aliados, y es justamente EE.UU. que perpetró en más de 61 mil casos todo tipo de operaciones de hackeo según su plan de monitoreo de internet como “Prism”.
Hace poco, fue revelado el hecho de que un grupo de hackers perteneciente a la comandancia cibernética de EE.UU. realizó un ataque cibernético denominado “Acción Pantalla de TV” (TV Screen Action) durante más de 10 años en contra de 45 países y regiones como China, Rusia, Japón, Corea del Sur, India, Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Austria, Tailandia, Egipto, Brasil, etc., y esto consternó a la sociedad internacional.
En el pasado febrero fue revelado el hecho de que un hacker estadounidense reconoció públicamente que había realizado ataques de hackeo en contra de nuestro país y esto llamó la atención de las prensas.
El hacker anónimo llamado “P4x” expresó que él ejecutó ataques de hackeo sobre las páginas web de propaganda exterior de Corea del Norte el día 26 de enero de este año, y vociferó que, aunque sus acciones podrían haber violado la ley estadounidense sobre la prevención del fraude y abuso de computadoras, en el futuro también, tiene previsto penetrar personalmente en las páginas web del internet, robar informaciones y compartirlas.
Como él mismo reconoció, el ataque de hackeo no solo viola las leyes internacionales sino hasta las leyes domésticas estadounidenses.
A pesar de esto, EE.UU. no dice ni una palabra sobre el hackeo ilegal de su ciudadano, sino, al contrario, se aferra a las críticas a otros países bajo el pretexto del inexistente “problema cibernético”.
Esto es justamente el caso de que el ladrón grita ¡ladrón!
La verdadera intención de EE.UU. que inculca nuestra “amenaza cibernética” a menudo no es otra.
Su intención persigue manchar la imagen de nuestra República y crear una atmósfera de sanciones y presiones a escala internacional.
El hecho de que EE.UU. arma alborotos sobre nuestra “amenaza cibernética” movilizando no únicamente las organizaciones gubernamentales sino hasta las entidades civiles e individuos, comprueba esto claramente.
Nosotros rechazamos categóricamente la infundada “amenaza cibernética” que difunde EE.UU. y la tildamos como una grave violación de la soberanía de nuestro Estado.
EE.UU. debe saber claramente que, si se aferra al “alboroto cibernético” contra nosotros, provocará una mayor mala influencia a las relaciones RPDC-EE.UU. que ya están bastante tensas y solo acarreará un mayor fracaso y frustración.