En la base de toda la victoria lograda en la revolución coreana yace el espíritu revolucionario del Paektu, fuente principal del potencial espiritual del pueblo coreano.
El Líder Kim Il Sung, quien emprendió tempranamente las actividades revolucionarias con el gran propósito de liberar la patria arrebatada por el imperialismo japonés, organizó y desplegó durante 20 años la Lucha Revolucionaria Antijaponesa en el monte Paektu como centro y por fin logró la histórica causa de liberación del país.
El espíritu revolucionario del Paektu se demostró por jóvenes comunistas y guerrilleros en el período de la guerra antijaponesa. Es la infinita fidelidad a su Líder, el espíritu revolucionario de cumplir las misiones difíciles hasta las últimas consecuencias con la propia fuerza y el indoblegable espíritu que da fuerzas para levantarse cuantas veces necesarias para continuar la lucha.
Esto lo evidencia la Marcha Penosa marcada en la historia de la guerra antijaponesa del pueblo coreano.
Se trata de una histórica marcha que el General Kim Il Sung, al mando del grueso del Ejército Revolucionario Popular de Corea, realizó desde diciembre de 27 de la era Juche (1938) hasta marzo del año siguiente para superar con iniciativa la difícil situación creada y lograr un avance constante de la revolución coreana.
En este trayecto, que duró más de 100 días, se manifestó el heroico espíritu de la nación coreana, el indoblegable espíritu revolucionario que sirviera como la eterna bandera de la lucha para las nuevas generaciones. La marcha era muy ardua desde el principio. El ERPC tuvo que librar más de 20 combates en un día, mientras continuaba la marcha, superando dificultades inenarrables: ventiscas acompañadas de nevada, frío de unos cuarenta grados bajo cero, carencia de alimentos, enfermedades, etc.
Sin embargo, en aquellos días se generaron originales métodos de combate y tácticas nunca vistos en la historia de guerra guerrillera y se multiplicó la voluntad de la guerrilla antijaponesa de lograr la victoria sosteniendo la dirección del General Kim Il Sung.
En aquel período se creó la anécdota que Kim Il Sung repartió a los combatientes una taza de harina de arroz tostada que un ordenanza llevaba en su mochila para un caso de emergencia para el General. El séptimo regimiento mandado por O Jung Hup atrajo hacia sí a los enemigos que acosaban para la seguridad de la comandancia, y al escuchar el tiroteo desde lejos corrió sin tardanza para protegerla. Los combatientes del ERPC superaron incontables penalidades y dificultades con la firme fe en la victoria de la revolución y la férrea voluntad.
El espíritu revolucionario del Paektu, creado por el General Kim Il Sung en el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, se manifestó en todo el proceso revolucionario y constructivo después de la liberación del país (15 de agosto de 1945).
Si el pueblo coreano logró éxitos notables en el desarrollo del socialismo, aun en pésimas condiciones durante decenas de años y hoy también pone en pleno ejercicio su gran capacidad espiritual, provocando admiraciones al mundo, es porque se mantiene invariablemente el espíritu revolucionario del Paektu que es un inapreciable tesoro ideo-espiritual de la RPD de Corea.